viernes, 13 de marzo de 2009

PERFORMANCE

“Lo que la performance nos muestra no es encasillable en una de las ramas específicas del arte. Su práctica tiene o puede tener correspondencias con el teatro, la música, la danza, la plástica y la voz, como elemen­tos independientes capaces de ser tomados o dejados de lado según se acomoden o no a la práctica concreta que se manifiesta. Si bien en algún caso hallamos un ejercicio próximo a la danza y al cuerpo, en otros, la manifestación oral, la utilización del color, el uso de materiales moldeables y transformables o el empleo de estructuras para-escultóricas es mucho más paten­te. Lo que en cualquier caso deberá ser tomado en consideración es el proceso de desarrollo de la acción misma: el hecho del desplazamiento de uno o varios personajes de un punto a otro del espacio añadido a la transformación que ello conlleva; la modificación de cierta estructura; el juego de alternancias que la voz y el sonido registran; el cambio que se produce en un objeto, en un cuerpo o en aquella materia informe amontonada intencionadamente en algún lugar pre­ciso de la sala, cuya dispersión o reordenación no tar­dará en producirse. La dimensión temporal no es pre­visible. La acción podrá durar tan sólo un instante o alargar su transcurso más allá de lo esperado. Nada queda predicho. Lo importante es su propio latido, su personal cadencia, su suceder efímero integrado a un espacio condicionante y determinante pero pro­gresivamente transformado, modificado por el/los cuerpo/s que lo invaden y ocupan. El lenguaje del gesto habla con un sinfín de voces. La mudez enmu­dece”.
BARTOLOME FERRANDO

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